Mientras el anciano subía la colina, se encontró con un jabalí salvaje en el camino, al que ignoró. Sin embargo, un pequeño pájaro posado en un árbol le dijo: “Te aconsejo que no lo ignores, está tratando de decirte algo.” El anciano, algo incrédulo y dudoso, le preguntó al jabalí: “¿Qué es lo que tienes que decirme?” El jabalí respondió: “Represento la abundancia y he venido a decirte que, por generaciones, tendrás frutos abundantes en tus tierras.” El anciano, algo preocupado, preguntó: “¿Qué debo hacer?” El jabalí le indicó que esa noche llovería, y un gran rayo produciría en sus tierras el fruto del cual obtendría la bebida entregada por los dioses. Todo quedaría sellado al ser transformado por el halcón que lo guiaría a escuchar.